El rey de Tailandia, los claveles chinos y mi primer aguinaldo
- giovanna camacho salaberry
- 27 oct 2017
- 3 Min. de lectura
Si uno camina por las calles de Tailandia puede ver absolutamente todos los lugares empapelados con la foto del rey.
En realidad el ex rey, porque resulta que Bhumibol Adulyadej falleció hace un año, dejando su puesto del reinado más largo en la actualidad a doña Isabel II.
El hombre venía siendo monarca por setenta años, cuatro meses y cuatro días, desde 1946, y a la veterana en el ránking monárquico más extenso le faltan como siete para alcanzarlo.
Parece que el hombre era un dulce de leche, sacaba fotos, tenía perros y regaba las plantas, por eso a un año de su muerte la gente sigue llorando, vistiéndose de luto y rindiendo homenaje, como Google, que en lugar de las clásicas letras colorinches, me aparecen en negro, cuelgan telas del mismo color en los edificios y plantan flores, muchas flores, principalmente claveles chinos amarillos y naranja.

Clavelitos afuera de un comercio
Me llamó poderosamente la atención la superpoblación de estas plantitas, dominando los espacios públicos, los jardines particulares y los comercios, entonces averigue por qué esta flor y no otra, y por qué de ese color.
La cuestión es que para los tailandeses, a cada día de la semana le corresponde un color y éste tiene su respectivo significado.
Por ejemplo el lunes se identifica con el amarillo, y además el rey habría nacido un lunes, y el amarillo se relaciona con el poder, y el rey era budista (religión predominante en este país), y en el budismo el amarillo significa la iluminación, y por eso el día del cumpleaños del monarca es feriado.
Además parece que el hombre en 1967 más o menos hizo traer clavelitos porque quedó chocho con los colores e incentivó su siembra en todo el país, y como la planta demora de cuarenta y cinco a sesenta días en florecer, un muchacho me comentó mientras cenaba, después de interrogarlo por la plantita en cuestión, que todas esas que yo había visto, habían sido sembradas hace dos meses para que estuvieran bien coquetas en esta fecha, porque un año después se celebran los funerales de Bhumibol y su correspondiente incineración.

Altar en medio de la calle el día del aniversario del funeral
Acá viene la parte que no me pregunten como carajo encaja, de mi primer aguinaldo.
El tema es que al ver en todos los santos lados estas florecitas que son un amor, automáticamente me acuerdo de un episodio de cuando era chica.
Tenía unos diez años y trabajaba para mi abuela.
Ella cocinaba generalmente para personas mayores que no podían hacerlo, y yo, en bicicleta, les repartía la comida seis veces a la semana. Como eran un montón de viejitos y viejitas hacíamos el trabajo con mi hermano Sebastián.
Llegó diciembre y con eso nuestro primer aguinaldo; sesenta pesos uruguayos.
Un billete de cincuenta y uno de diez.
Qué momento.
Cobramos como dos ejecutivos y nos fuimos en bicicleta al supermercado a comprar porquerías.
No me acuerdo qué se compró Sebastián, pero yo me compré un alhajero de cerámica -ROSADO- muy principesco (imagino que para guardar alguna caravana que hacía con cables de teléfono, pulseritas de lana y anillos de plástico de alguna sorpresita, que eran mi bijouterie más fina pero que no viene al caso), un conejo de chocolate (porque yo siempre había querido un conejo de chocolate pero siempre me compraban huevos), y un clavel chino, amarillo, para mi madre, que fue la flor más linda que vi entre los pensamientos y las cretonas.
Me sobraron diez pesos.
Volvimos a lo de mi abuela a ostentar el arsenal y lo primero que hice fue darle el clavel a mi mamá para amortiguar la inevitable y reprendedora charla por haberme gastado la plata en boludeces.
De paso, mientras averiguaba los pormenores para escribir ésto, le pregunté a mi mamá en qué día de la semana había nacido yo, a ver si me podía mimetizar con los tailandeses adjudicándome algún color, y resulta que se me ocurrió venir al mundo un lunes, como aquel nueve de junio de 1927, cuando también se le ocurrió al ex monarca tailandés (que en realidad era yanqui), y por lo tanto nos corresponde el color amarillo.
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